Empieza el primer día en el valle de Kathmandú y lo hacemos visitando Swayambhunath, un templo budista en lo alto de una columna con estupendas vistas a la ciudad y al valle que también es llamado templo de los monos, como podréis ver en las fotos que aparecen en este hilo. Está llena de banderas con oraciones budistas de cinco colores, de las cuales me llevo algunas para España. Arriba en el templo he hecho rodar decenas de molinos de oraciones, esos que se hacen girar en el sentido de las agujas del reloj, porque de otra forma dan mala suerte. Precioso templo y preciosas vistas, mucha gente, muchos rezos, muchas velas, muchos sonidos de los que le gustan a mi amiga Laura y que le llevo en un CD.
Posteriormente nos vamos a Patan, una ciudad contigua en el mismo valle y que cuenta con una plaza Durbar (Plaza principal en todas las ciudades nepaliés) muy llamativo. Ha sido una visita muy rápida, porque lo cierto es que para distrutar de Kathmandú y alrededores da la impresión de que harían falta bastantes días.
Por la tarde prontito al centro de Kathmandú, su plaza Durbar, sencillamente soberbia, con un ambiente impresionante donde se respira olor de incienso y paz, porque aunque pasan algunas motos está cerrado al tráfico. Visito al palacio de la niña Diosa y a patear la calle. La zona del antiguo mercado es ahora un enorme paraíso de las compras, con cientos de callejuelas que obviamente tendré que volver a repasar porque andando varias horas apenas he podido apreciarlo, pero me quedan aún dos días completos y una mañana más. Ríos de gente, nepalies y también muchos turistas, sobretodo jóvenes, muchos de ellos mochileros. Hay que verlo y vivirlo, porque cada paso que das ves algo que quieres fotografiar y no se si habré hecho más de 100 o 200 fotos.
Por la noche me voy con los compañeros murcianos y vascos a cenar al restaurante La Dolce Vita, en el mismo centro del barrio de Themel, con un ambiente de música ensordecedor, pese a que estaba atestado de policías y también de algún que otro niño mendigo entre cientos de turistas. El restaurante, que nos ha encantado, tiene tres plantas y hemos cenado en la azotea, aunque se ha puesto a llover y hemos tenido que trasladarnos corriendo debajo de un porche.
Ahora son casi las 12,00 y mañana debo levantarme a las 5,30 para coger el avión que debe sobrevolar el Everest si el tiempo lo permite, si no, ya lo tengo reservado también para los dos próximos días, aunque creo que no debe haber problema porque ayer y hoy ha salido sin problemas. Si todo va bien, mañana colgaré las fotos de la montaña más alta del mundo y de alguna otra.
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